lunes, 20 de noviembre de 2017






Antes número ocho y ahora número cuatro, en ese orden concreto, por lo que he podido averiguar, de alguna calle del barrio de Villanueva, en el casco antiguo de Logroño. No nació para ser puerta; desde que se alzaron las paredes del que siempre ha sido un solar vacío lo que parece una puerta siempre fue una tapia dura y obstinada como los adjetivos un lunes a media mañana. El mural no sé bien a qué artista pertenece, pero sé que se fue sin terminarlo y lo dejó, ahí, como algunos llevan su vida a cuestas, casi sin sentido.




No hay comentarios:

Publicar un comentario