miércoles, 4 de enero de 2017





Convento de San Leandro, Sevilla. Concretamente, banco del retablo de la Virgen de Consolación y Correa, donde bajo llave se guarda o guardaba una astilla del Santo Madero, a saber si real o, como la literatura de los otros, inventada.
Me llama la atención la facilidad de los hombres para poner una venda en los ojos cuando no sabemos decir que no sabemos lo que queremos, como si hubiéramos venido al mundo a satisfacer las impresiones de los demás. Esto sería distinto si hubiéramos nacido puerta que todo lo redime.