sábado, 31 de diciembre de 2016





Antiguo convento Santa María de Jesús, Cáceres. Una puerta para el último día de este año no podía ser otra que la que ya no está. Todos estamos cansados, pero estoy seguro de que puede más la alegría de saber que hemos llegado hasta aquí. Ocurre que a veces la fe desaparece pero no por ello han de desaparecer los monasterios. Las personas somos así: dejamos siempre un ápice abierto, como los niños cuando con la ternura. 
Como no quiero ser yo quien tenga la última palabra, esto es todo. Feliz final.